Ella era una de las pocas princesas con mariposas en el estomago

Cariño, yo soy así: puro amor con los demas. Si tienes algún problema aquí tienes mi hombro para llorar, quizás no sepa que decirte pero voy a entender tu dolor y abrazarte y darte todo lo que necesites.
Pero, cariño, comprende que cuando sea yo la que está rota no voy a aceptar tu hombro, ni tu abrazo, ni palabras de consuelo. Quiero que sepas entenderme en la distancia y que me sonrías como si nada pasara. Puede parecer tonto, lo sé, pero así soy. Como una roca. Una roca que se abraza así misma por un momento  y luego se da unas palmaditas en la espalda y se dice "ya has lloriqueando suficiente, es hora de echarle cojones".

La duda de existir

Hay cosas que siempre estarán ahí, empeñadas en existir, para hacer tu vida más complicada, más interesante, más más. Pase lo que pase permanecerán ahí, al acecho, en el pasado , en el presente, en el futuro. Siempre.
No es malo sin embargo que estén ahí. Es como esa corriente eléctrica que te da el impulso de tomar algunas decisiones.
Hay cosas que sin duda no siempre estarán ahí.

El circuito de montecarlo

<< "La vida" ,también son palabras de Maru, "es como una de esas atracciones de feria en la que te subes a una vagoneta y te limitas a dejarte llevar y observar lo que se va cruzando en tu camino. Tu no puedes hacer nada: ni detenerlani volver atrás, ni elegir la ruta. La única solución es intentar disfrutar con l o que vas encontrando. Ese es el secreto de la felicidad: la gente mas desgraciada es la que se empeña en encontrar un modo de hacerse con el control de la vagoneta, cuando no hay absolutamente nada que hacer. >> - Care Santos

El horrible dragon. La bella princesa. El valiente príncipe.

Os contaré un cuento tan real como la vida misma y tan cuento como cualquier otro a su vez.
Erase una vez una princesa que vivía en una torre, custodiada por un gran dragón negro. El drago no dejaba que la princesa saliera pero tampoco dejaba que nada ni nadie que pudiera dañarla la encontrata.
Un día, el oscuro moustro pensando que la princesa se encontraba a salvo en su torre decidió descansar un minuto.
El minuto se alargo por la eternidad pues una espada fue clavada en su corazón. El responsable fue un príncipe, vestido de azul de pies a cabeza, impecable, sin una armadura que lo cubriera. Este, orgulloso por su hazaña, irrumpió en la torre de la princesa y sin preguntarle siquiera se la llevó consigo a su castillo. Pronto la hizo su reina, también sin preguntar la si quería ser lo. Él era su héroe era su deber corresponderle.  Pero, la princesa, ahora reína, sentía un profundo dolor en el pecho. Tan profundo como se clavó la espada en el corazón del dragon. Pues, después de pasar tantos años con él, después de haberla protegido día y noche para que nada ni nadie la dañara, ella lo amaba como a si misma. En cambio, el príncipe, ahora rey, no se molestó en preguntar la si se encontraba bien. No se molestó en amarla y protegerla como aquel negro dragón.
Pronto la ahora reina se fue consumiendo a si misma en su nuevo castillo. Rodeada de joyas y vestidos caros pero desprovista de amor. El amor que el dragón la procesaba y que ,el ahora rey, ni siquiera conocía.
Así, ella descubrió que no importa que tengas un aspecto fiero y oscuro o elegante e impoluto. Se dio cuenta que lo único que importaba era el corazón.

Cafeína, eso eres tu

Cafeína, eso eres tu

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